domingo, 21 de octubre de 2007

Mariela del Nilo


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Mariela del Nilo 
Alicia Ema Arce de Saavedra
Buga, Valle el 25 de Febrero de 1917 
Cali, Viernes, 26 de Septiembre de 2008

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De: Maruja VIEIRA
Fecha: 29 de septiembre de 2008 12:15
Asunto: RE: Mariela del Nilo.
Para: NTC <ntcgra@gmail.com>


Querido Gabriel: La muerte de Mariela fue el viernes pasado. Estuvo cinco días en cuidados intensivos, parece que fue un derrame cerebral. No sé si la enterraron en Palmira o en Cali, ella fue muchos años la directora de la Biblioteca Municipal de Palmira.  Sus hijos se llaman Rodrigo y Vicente Saavedra, su acompañante permanente, que era como otra hija se llama Mariela y no conozco su apellido. Hay un teléfono posible, el 514 18 33. Era la poeta-símbolo del Valle del Cauca, tenía más de 90 años y afortunadamente Cali le rindió en vida justos homenajes. En cuanto a mi, le debo que nunca permitió que yo no me casara con Jose´María Vivas Balcázar. Te imaginas de lo que nos hubieramos perdido? De Ana Mercedes nada menos. Así era de hondo el afecto. Así es de profundo el dolor. Estaré pendiente de que la Academia de la Lengua le rinda los honores correspondientes, .. Ahora NTC ... tiene la palabra, los datos que yo pueda darte están a tu disposición. NTC ...  le contará al mundo entero esta pérdida para la poesía colombiana. 
Te abraza MARUJA VIEIRA
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From: casculrn@hotmail.com
To: diegoframos7@hotmail.com
CC: oficinacomunicaciones.camp@gmail.comluisfermu1@hotmail.com
Subject: 
Date: Mon, 29 Sep 2008 22:22:20 +0000

COMUNICADO DE PRENSA

Palmira, 28 de septiembre de 2008

Eterno reconocimiento a la poetiza ‘Mariela del Nilo’

“DEPLORAMOS FALLECIMIENTO”

El director de la Casa de la Cultura ‘Ricardo Nieto’ de Palmira, Harold Enrique Bastidas Loaiza, deploró el fallecimiento de la poetiza y gestora cultural ‘Mariela del Nilo’.

La Casa de la Cultura ‘Ricardo Nieto’, de Palmira, deplora el fallecimiento de la poetiza y gestora cultural, Alicia Emma Arce Bueno, conocida artísticamente como ‘Mariela del Nilo’, nacida en Buga y residenciada desde hace muchos años en nuestra ciudad.

“A ‘Mariela del Nilo’, nuestro reconocimiento de gratitud eterno por su inmenso aporte a la letras palmiranas y colombianas y como gestora invaluable de la Biblioteca Pública Municipal, que hoy lleva su nombre”, dijo el licenciado, Harold Enrique Bastidas Loaiza.

El director de la Casa de la Cultura ‘Ricardo Nieto’, agregó,  “a su familia, amigos y demás integrantes de la comunidad cultural de la ciudad, nuestro sentimiento de acompañamiento”.

Próximamente la Casa de la Cultura ‘Ricardo Nieto’ de Palmira realizará un merecido homenaje a la obra y nombre de ‘Mariela del Nilo’, quien murió, el pasado viernes, a los 91 años de edad.



COMUNICACIONES
Casa de la Cultura ‘Ricardo Nieto’
Palmira, Valle del Cauca, Colombia

Info: fijo (2) 2733285


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MARIELA DEL NILO
Alicia Emma Arce Bueno de Saavedra
Buga, 25 de febrero de 1917
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Poeta homenajeada en el
Octubre 20-26, 2007
ACTO DE HOMENAJE: Lunes, 22 de octubre
Lugar: Casa Sociedad de Mejoras Públicas. Carrera 4 calle 6 esquina, Cali
Hora: 7:00 a 8:30 p.m. Investigación: Cristina Valke.


Mariela del Nilo (2006 aprox.)
Portal de la Poeta en el Centro Virtual Isaacs de la UV y el CECCE
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Eustaquio Palacios, Jorge Isasacs, Margarita Gamboa,Enrique Buenaventura, Mariela del Nilo, Gustavo Alvarez Gardeazábal,Julio César Londoño y Andrés Caicedo.
Los pendones se colocaron durante los meses de Agosto, Septiembre y Octubre de 2007 en la fachadaa la Calle 5a. del Centro para la Ciencia, la Cultura y la Educación (Biblioteca Departamental) de Cali.Fotografía: MIC de NTC … , para esta edición virtual tomada de: http://ntcpoesia.blogspot.com/2007_10_12_archive.html
(Clic sobre las fotografías para ampliarlas. Clic en "Atrás" para volver aquí)
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Mariela del NiloLa mujer que acunó en sus brazos la cultura de PalmiraPor Mauricio Capelly < capelly@hotmail.com >
Agradecemos al autor el envío de su texto, de varias fotografías y la autorización para publicar. Todo hace parte del libro Antología Palmira Color y Palabra, una obra que él escribió y que está próxima a editar en donde se reune a los poetas y artistas plásticos más importantes de Palmira en los últimos cien años.

Alicia Emma Arce nació en Buga, el 25 de febrero de 1917. Es hija de don Romilio Arce Quintero y doña Francisca Bueno. Inició sus estudios en la escuela María Auxiliadora de Buga, institución donde la profesora Graciana Álvarez, regente de castellano, supo despertar en ella los primeros asombros por la palabra al mostrarle los coloridos versos del poeta Valencia.
En la adolescencia, con su espíritu de gaviota y sus ojos marineros, Alicia comenzó a atrapar ensueños y a escribir primigenios versos en diarios cuyos desvelos, según cuenta, separaba con pétalos de rosas.



En el albor de sus veinte años, sus flecos dorados que jugaban con el viento, se habían convertido en un hermoso cabello largo que aureaba su rostro de mujer. “Se siente un fuego femíneo en estos versos”, le dijo su profesora Graciana, cuando la tímida muchacha le enseñó sus primeros escritos. Pronto Alicia se descubrió como una mujer cuya alma ataviada de preguntas la empujaba a contemplar en su espíritu un destino distinto a los oficios de la casa. Así, sin más impulso que sus sueños, izó las velas de su alma y emprendió su viaje por los mares de la vida.

Convencida que la voz femenina era en el mundo una voz ausente, Alicia se formó en periodismo en la Escuela Latinoamericana de Argentina, en la época en que no existían universidades y el que quería ser alguien en la vida debía que aprender el oficio de sus amores a punta de las cartillas que las escuelas extranjeras enviaban por correspondencia.

Culminados sus estudios, Alicia participó en la edición de la revista Alma Femenina, publicación en la que plasmó todo su ánimo para validar la posición de la mujer en la sociedad. Posteriormente se vinculó como maestra escolar en el municipio de Ginebra, ciudad en la que conoció a Luis Ángel Saavedra, un hombre que le arrebató su corazón dándole serenatas para “enamorarla a la brava” como era la antigua usanza. Más tarde las campanas de la iglesia de Ginebra le contaron a los cielos del Valle del Cauca que una profesora, medio flaquita ella, y un hacendado buen mozo de uno con noventa de estatura, se habían ido a vivir a un libro cuya primera página hablaba de un inaugurado amor eterno.


Con los bolsillos llenos de sueños los recién casados se radicaron en Palmira, http://www.palmira.gov.co/ ciudad donde nacieron sus cuatro hijos. Desde entonces la Villa de las Palmas se convirtió para Alicia en la ciudad de sus amores. Poco tiempo después, y motivada por su inatajable necesidad de servir, se vinculó como maestra de matemática y castellano en la escuela Policarpa Salavarrieta, que quedaba diagonal a su casa.

En aquellos años Palmira era para propios y extraños un lugar propicio para arrojar semillas de la prosperidad. Una ciudad que de la mano de verdaderos líderes, como don Jaime Bejarano, dio a partir de los años cuarenta firmes pasos hacia el progreso.


Parque Bolívar, Palmira (Años 1930 - 1940)
Palmira, Parque Bolívar (Años 1930 - 1940) http://www.palmira.gov.co/html/doccenter/palmirafotosant.htm

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A la par con su oficio de maestra, Alicia se desempeñó como periodista en varios medios radiales y escritos. Con su entusiasmo y calidez humana pronto se hizo a un lugar en la vida pública y cultural de Palmira. Ricardo Nieto, su vecino, dijo de ella: “¡Sus ojos son el pedacito de cielo que nos faltaba!”

En 1949 Alicia publicó su primer libro de poemas intitulado Espigas. Una década antes la poeta bogotana Dora Echevarría (Dora Castellanos) había publicado a la tierna edad de quince años su libro Clamor, con el que puso coloradas las mejillas de los versados “doctores” de la rima. En 1942 la poeta Olga Chams Eljach, conocida como Meira del Mar, echó a volar su libro Alba de olvido, después de tejerlo con sensuales nostalgias y conversaciones de ensueño con su mar de Barranquilla. En 1947 la manizalita Maruja Vieira publicó su libro Campanario de lluvia, que de inmediato revoló en los círculos intelectuales.

Las cuatro poetas, entonces, con estilos distintos pero compartiendo una profunda y sensible cadencia, fueron las voces que vigorizaron la poesía vanguardista colombiana. Ellas se tomaron la palabra en el recinto poético vedado a la tradición machista, tal como lo habían hecho en los países de habla hispana Gabriela Mistral y Alfonsina Storni.
En 1956, y mientras continuaba su labor como maestra, Alicia publicó su libro Claro acento, con la ayuda de los Hermanos Carmelitas. Su nombre ya era distinguido en la sociedad vallecaucana como el de una poeta sensible y espiritual, y a su vez era considerada como una mujer que en las reuniones sociales sobresalía por su voz discreta y su belleza, siempre entre hombres que no se convencían que las mujeres, además del canto de sus vientres, tuviesen algo que decirle al mundo.

Eran los tiempos en que el necio minutero de la historia iniciaba el recorrido de la hora femínea en el país, pues el presidente de Colombia, el general Gustavo Rojas Pinilla, y por iniciativa de la palmirana Esmeralda Arboleda Cadavid, le había quitado a la mujer la venda y la mordaza al reconocerle su indiscutible derecho al voto.

Con esa manera de ser: rebelde, modesta y sutil, y enarbolando siempre su tácita filosofía de “ser amiga de la gente”, Alicia mereció la deferencia de la clase dirigente y de la alta sociedad palmirana como una mujer capaz y confiable.
En 1962 el alcalde de la Villa de las Palmas, doctor Armando Hurtado Bedoya, y los miembros del concejo, apoyaron sin medida la idea de Mariela del Nilo de crear un espacio de conocimiento para la ciudad, ese espacio fue la Biblioteca Municipal de Palmira, obra que respondía al clamor de una sociedad que con sobrados argumentos sobresalía en el ámbito industrial y económico, pero que en materia de cultura aún se encontraba dando sus primeros pasos.
Mariela cuando se desempeñó como Directora de la Biblioteca Municipal de Palmira
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En las décadas anteriores los únicos sitios de encuentro artístico en Palmira habían sido el antiguo Club Cauca, el teatro Materón, de don “Chepe” Materón, el teatro Martínez, de don Gustavo Martínez, y el recinto del Concejo Municipal de la alcaldía.

Hasta principios de los años cincuenta los eventos más sobresalientes suscitados en Palmira habían sido las zarzuelas, las tertulias y los recitales poéticos realizados en algunas casas de familia y los encuentros de las bandas municipales. En poesía la figura más representativa, luego de la muerte del bardo Nieto, fue Julio César Arce. En artes plásticas “el hilo se sostenía” por el exquisito talento de los pintores Ramón Barona, Rafael Palomino y Eduardo Terreros, genios del costumbrismo figurativo que sin embargo le dieron a sus obras un carácter reservado. Una de las pocas exposiciones pictóricas importantes en aquella época fue la realizada en la antigua alcaldía intitulada “Los bejuquinos”, evento en el que un muchacho llamado Omar Rayo le anunció al mundo lo que sería su talento.

Con esos vacíos y con todo por hacerse en materia cultural, la Biblioteca Municipal abrió sus puertas en el sitio que en los años cuarenta había sido sede de la Sociedad de Industriales y Obreros, y más adelante el Teatro SIO, que conformaba uno de los escenarios del circuito Molvalle, de don Sotero Campo. Su directora no podía ser otra que Alicia Arce de Saavedra, una mujer cuyo seudónimo, Mariela de Nilo ya le daba la vuelta a los círculos intelectuales de Colombia.
Además de su lucidez y candor, Mariela reunía dos virtudes, quizás las únicas que indispensablemente debe tener un verdadero gestor cultural: pensar en grande y ser honesto.

De esa manera, y no puede expresarse de otra forma, Mariela del Nilo emprendió la admirable tarea de alzar en brazos al niño huérfano que hasta entonces era la cultura de Palmira. Un hecho que significó el comienzo de una nueva historia cultural para la ciudad. Una historia considerada por muchos como la época de esplendor de las artes en la Villa de las Palmas.

La Biblioteca Municipal de Palmira
y los primeros Festivales Nacionales de Arte
Pocos meses después de fundada la Biblioteca Municipal arribó a la Villa de las Palmas un grupo de artistas ecuatorianos que realizaba un periplo internacional. Entre esos artistas se encontraba el actor, pintor y declamador Luis Alfredo Andrade, oriundo de la provincia de Santo Domingo de los Colorados, del vecino país. ¿Su propuesta? La puesta en escena de un monólogo intitulado “Las manos de Euridice”, del escritor brasilero Pedro Bloch, montaje que de inmediato causó entre los palmiranos un impactó extraordinario por la ejecución y presentación de la obra.

Con el enorme éxito de sus presentaciones y la calidez de la gente y la ciudad, a Luis Alfredo le sucedió lo que a muchos visitantes: se enamoró de Palmira. Su primer proyecto fue el de convocar a los actores de la Villa de las Palmas y fundar la Agrupación de Teatro Experimental de Palmira, ATEP, grupo integrado, entre otros, por Italo Arnaldo López, Esaú López Bermúdez, Imelda de López, Guido Arce, Edgar Forero, Evelio Fernández, Enrique Caicedo Carvajal, Carmenza Zuluaga, Nelly Botero, Diego Calderón Jaramillo e Ismael Camacho Arango, estos dos últimos escritores que hacían parte del grupo de intelectuales de La Trastienda.

Formado el grupo ATEP, éste inició ensayos en la Biblioteca Municipal. Su primera obra montada fue El Dios de la Selva, del escritor Jorge Vera, dirigida por Luis Alfredo, quien además sirvió al grupo como coreógrafo, escenógrafo, diseñador del vestuario y publicista.

En aquella época el Valle del Cauca continuaba ampliando su dinamismo cultural. En 1956 un grupo de caleñas lideradas por Maritza Uribe de Urdinola había fundado un espacio llamado el museo de arte moderno La Tertulia, lugar que se convirtió en un importante punto de encuentro de los artistas, sumándose a otros espacios abiertos en las décadas anteriores, como el conservatorio Antonio María Valencia, La Escuela de Bellas Artes y el Instituto Popular de Cultura, sitios que, superados los años de la violencia bipartidista, se revitalizaron y se convirtieron en importantes núcleos culturales para el Valle del Cauca y el país.

Motivados por esa dinámica y teniendo como propósito sacar del anonimato la cultura de la ciudad, Mariela del Nilo y Luis Alfredo Andrade emprendieron con gran visión y capacidad de trabajo la realización del primer Festival Nacional de Arte de Palmira, cuya primera versión se realizó en 1964. El éxito de esa primera experiencia fue contundente, lo que produjo que el proyecto se extendiera por tres años consecutivos.

La principal característica de esos primeros festivales de arte fue su altísima calidad, pues Mariela del Nilo y Luis Alfredo se propusieron traer a Palmira lo más relevante de la cultura del país, principalmente en las áreas de literatura y artes escénicas, a través de exposiciones, conferencias y presentaciones, que en su contexto lograron dos objetivos fundamentales: acercar la cultura a los palmiranos y revelar los talentos que en las distintas expresiones artísticas tenía la ciudad.

Entre las actividades de los festivales de arte fueron significativos e históricos los encuentros de poetas, los mejores de Colombia, como Juan Lozano y Lozano, Manuel Zapata Oliveilla, Carlos Castro Saavedra, Oscar Echeverri Mejía, Félix Rafán Gómez, Jorge Artel, Hugo Salazar Valdez, Gonzalo Arango, Carlos Villafañe, Mario Sol, conocido como “El juglar de América” y Helcias Martán Góngora, llamado “El poeta de las algas marineras”. Fueron también importantes las conferencias dictadas por los periodistas Eutiquio Leal, Lino Gil Jaramillo e Inés de Montaña, columnistas del periódico El Tiempo y El Espectador; además las conferencias de José Penem, Jorge Ucros, Armando Correa y el Premio Lenín de Paz, Jorge Zalamea, quien visitó a la Villa de las Palmas en dos ocasiones. (En una de ellas fue invitado a dictar una conferencia en la antigua fuente de soda Capri, hecho que un sector del gobierno de turno –tradicionalista- no celebró y la sabotearon cortando la energía en toda el área. Boicot que no sirvió de nada, pues el laureado escritor se las arregló a viva voz y con las velas que consiguió el público).
Mariela del Nilo en compañía de Juan Lozano y Lozano.
Su casa fue en los sesentas y setentas un importante punto de reunión
de hombres y mujeres representativos de la cultura, la sociedad y la política nacional.
Mariela del Nilo en la Biblioteca Municipal.
La acompañan, en el centro, el doctor Armando Hurtado Bedoya,
y a la derecha el poeta y académico Juan Lozano y Lozano.
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En cuanto a las artes escénicas en aquellos festivales participó con gran éxito el grupo de teatro de la Universidad Santiago de Cali, Teusaca, dirigido por Danilo Tenorio, grupo que en ese entonces era uno de los más importantes a nivel nacional. El grupo ATEP también participó con varias obras escritas por Ismael Camacho, una de ellas La Muerte Repentina, al igual que con obras clásicas como el Amable señor Viveros, Dónde está la señal de la cruz, El Fiscal, y dos obras consideradas cumbres del ruso Antón Chejov, El canto del cisne y Petición de mano.

También, y con el definitivo apoyo de Jorge García, Juan Porras y Hernán González, estudiantes de la Facultad de Agronomía, el cine tuvo una destacado lugar en aquellos festivales, al proyectarse películas de cine independiente, como la checoslovaca de dibujos animados La Guardia perdida y la controvertida cinta Morir en Madrid, de Frédéric Rossif, vetada en ese entonces por el presidente de Colombia Guillermo León Valencia.

En 1967 Mariela del Nilo y Luis Alfredo Andrade realizaron la cuarta y última versión del Festival Nacional de Arte de Palmira. Posteriormente el talentoso artista ecuatoriano abandonó la ciudad dejando a cargo del actor Esaú López Bermúdez la dirección del grupo ATEP.

En las décadas siguientes Mariela del Nilo continuó su ardua labor de ubicar a Palmira en el panorama de la cultura nacional, esta vez apoyada por el grupo La Trastienda, a través de eventos que contaron con los más renombrados conferencistas, poetas, historiadores, políticos, novelistas, pintores y músicos de talla nacional e internacional. Tuvo además a cargo la organización de las agendas culturales de la Feria Nacional de la Agricultura, evento que durante más de veinte años significó para los palmiranos un motivo de orgullo y pertenencia, y en los que la ciudad supo mostrar toda su tradición progresista a las demás regiones del país y al mundo.

Durante esos años la casa de Mariela del Nilo fue un prestigioso sitio de reunión de hombres y mujeres de varias generaciones y de distintas ciudades, quienes en torno a la cálida hoguera del arte encontraron un espacio de goce por lo intelectual, pero también un especial lugar de comunión y fraternidad en torno a la presencia y el espíritu entrañable de Mariela del Nilo.
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POEMAS DE M. del N.:
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OTROS TEXTOS, INFORMACIÓN y ENLACES SOBRE M. Del N.:
*** Mariela del Nilo, Tenuidad, dolor y ternura.Revista PLENILUNIO No 8, Mayo 6 de 2006/
Por: Leopoldo de Quevedo y Monroy
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*** Portal sobre la Poeta en el CENTRO VIRTUAL ISAACS (CVI):