miércoles, 14 de agosto de 2013

Polémica, Premio Nacional a Horacio Benavides. Por ARMANDO ROMERO y otros. NTC ... Compilaciones

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Publica y difunde NTC … Nos Topamos Con 
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SEGUIMIENTOS Y ACTUALIZACIONES, A AGOSTO 14, 2013, DE:


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Fotografías: MICRo de  NTC …

¡GOLPE DE POESÍA! Semana, AGOSTO 3 y 5, 2 013. "El poeta que vino del sur" ..., "Premio Nacional de Literatura"

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En la web de Monte Ávila. 

El libro “La serena hierba” Antología de Horacio Benavides, completo, digital:  
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La noticia y los registros en la web del Ministerio de Cultura

Allí, entre otros documentos y enlaces, el ACTA
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---------- Mensaje recibido ----------
De: ARMANDO ROMERO 1 *)
Fecha: Cincinnati (USA) , 14 de agosto de 2013,  01:59
Asunto: Polémica, Premio Nacional a Horacio Benavides
Para: NTC … Nos Topamos Con  http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com

Amigos de NTC …

            A pesar del terror que le tengo a los medios culturales colombianos, especialmente los que andan salpicados de crítica y poesía al mismo tiempo, me arriesgo a decir algunas palabras sobre la polémica que ha suscitado el Premio Nacional a Horacio Benavides. Y compartirlas  con los lectores de NTC …, que, como en muchas otros temas y  oportunidades, ha hecho seguimiento y compilación sobre ella ( 123 …).  
Creo que se hace necesario deslindar varias cosas en este caso. Una, la obra en sí de Benavides y otra la pelea en el “campo literario” colombiano, y ya dentro de la obra de Benavides no tanto las bondades estéticas de su obra, que mucho las tiene, sino la dirección que este tipo de poesía establece dentro de los contextos nacionales e internacionales. Es obvio que la agria discusión por el predominio del “campo literario” no es privativa de los colombianos. Ya desde Quevedo, Góngora y demás, ella misma se daba en poemas satíricos, burlescos y otras injurias casi dignas de nuestro tiempo.
            Sin embargo una reflexión amplia nos permite ver que en esta polémica que ahora nos ocupa, hay cosas de parte y parte muy claras, y que se deberían ver directamente, sin tapujos, pero también respetando la dignidad personal. Es lastimoso que nuestro país se continúe alimentando de odios como si fueran coles de Bruselas, llenos de capas verdes y un olor muy fuerte. Creo que esto se debe a que no hemos logrado vivir individualmente. El peor momento del surrealismo es cuando deviene un grupo cerrado, y en nuestro caso el nadaísmo es ejemplo de esto. Las agrupaciones estéticas durante el siglo XX (Los Nuevos, Piedracielismo, Cuadernícolas, Mito, Nadaísmo, Generación sin  nombre, etc.), pasan a ser agrupaciones con intereses político-literarios y esto, creo, se debe a que en la configuración de nuestro país hay una estructura viral mafiosa, la cual infecta todo lo que toca. Hoy en día no detectamos grupos como éstos pero eso no quiere decir que no existan sin nombre determinado. Lástima, porque mientras no nos sacudamos de este virus no se podrá ver nada con profundidad y sabiduría.
            Ahora bien, la pregunta que me parece importante al ver la obra de Benavides y de muchos otros poetas colombianos, es ¿por qué la dirección actual de la poesía colombiana es tan conservadora? Aclaro, para mí el concepto conservador no es negativo, nunca lo ha sido y en especial si de arte se trata, pero esto no responde a esta pregunta. No pensemos en la supervivencia de las vanguardias del siglo XX porque esto sería inútil. Las vanguardias cumplieron con su labor, desempaquetaron todas sus imágenes que ahora son pasto de las agencias de publicidad, y hasta el término “surreal” hoy se usa en los Estados Unidos para decir que una cosa está fuera de lo común. El pobre Breton no debe estar muy contento en su catatumba. Dalí tenía razón: el surrealismo era tan efervescente como el Alka-Seltzer.
            Vista desde un ángulo general la poesía que hoy leemos en Colombia, a manos de los poetas jóvenes y no tan jóvenes es altamente conservadora, tanto así que es manifestación del reinado de Aurelio Arturo como el gran poeta nacional. Esta tendencia conservadora, que vio su génesis a comienzos de la década del 70, como reacción al coloquialismo y a la poesía de circunstancias, se asentó en nuestro país marcando una dirección que hoy bien siguen los poetas más jóvenes. La búsqueda del poema corto, no conversacional; el manejo del verso y la imagen que prescinde del salto metafórico; la explotación de los sentimientos; la claridad versus la oscuridad; el distanciamiento del humor; la palabra como significado y no como significante; musicalidad de tonos bajos, monocordes; respeto a la sintaxis y abominación del hipérbaton; uso de ciertas formas tradicionales como el soneto; búsqueda de lo natural; predominio del yo poético no como activante sino como recipiendario de la poesía. En fin, una poesía que ve en José Manuel Arango su momento más alto a finales del siglo XX. Cero experimentaciones, elogio a la tradición.
            Vuelvo a repetir, nada de esto me parece reprobable o indigesto. Muy por lo contrario, hay poetas dentro de este marco de alta calidad. Sin embargo, vuelve ahora la pregunta ¿por qué? Los poetas argentinos, uruguayos, chilenos, peruanos, y muchos de los mexicanos, no ven las cosas desde este ángulo tan conservador. Su búsqueda de altas sonoridades a través del lenguaje, llámese neo-barroco, neo-barroso, o simplemente poesía acorde con búsquedas sintácticas e incluso visuales, incorporan elementos propios de las vanguardias con aquellos que nos lega la tradición. Estos poetas se mueven con mayor soltura dentro del plano de sus búsquedas. No son tan complacientes con el poema tradicional como gran parte de los colombianos.
            Una respuesta histórica nos daría como resultado que en definitiva no tuvimos un poeta o movimiento de vanguardia propiamente dicho en Colombia durante el siglo XX, a diferencia de estos otros países latinoamericanos; que la tradición conservadora que se establece en el país desde la Colonia y después de la Independencia, impide toda voluntad de cambio. Incluso en prosa somos conservadores si pensamos en García Márquez y sus débiles seguidores actuales. Pero también podríamos argüir que este conservadurismo es producto de nuestra repugnancia por la violencia que vive el país desde hace tanto tiempo, y que a la vez nos sirve como amparo contra nuestra propia y personal violencia. Es decir, que nos defendemos de nosotros mismos, del malestar inmenso que nos produce el ser que se nos presenta como colombianos, el cual no podemos cambiar sin caer en la violencia, aunque sabemos que su bonhomía está allí, en ese rostro campesino, citadino, reflexivo, sabio, amoroso, y a él sólo podemos acceder por la poesía. No estamos libres de la necesidad de ver y buscar otra Colombia.

            No pretendo tener verdad alguna, imposible. Algunos dirán que no vivo en Colombia desde hace una eternidad. A ellos puedo responder que  a pesar de mis años fuera del país no ha pasado un día en que no esté allá espiritualmente. Así lo atestiguan mis libros y ensayos. Por eso mi preocupación está dirigida a la urgencia de elevar el diálogo sobre nuestra poesía más allá de los odios personales y las rencillas en busca de “poder” literario. ¿Será esto posible? La obra de Benavides merece todo el respeto del país, pero ese respeto debe sembrarse en verla como poesía, en criticarla como poesía.
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* NTC ... Enlaces: 
Sobre Armando Romero: 
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Polémica por el Premio Nacional de Poesía 2013
Bitácora de un duelo
Por: Juan David Torres Duarte , jtorres@elespectador.com
EL ESPECTADOR .com Cultura |13 Ago 2013 - 10:00 pm
Impreso Ago. 13. Escaneó y difunde: Harold Alvarado Tenorio. 
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En dos semanas, el escritor Harold Alvarado Tenorio lanzó acusaciones contra el Mincultura y el Festival de Poesía de Medellín. Una seguidilla de correos muestra las relaciones y los choques nada líricos del mundo cultural.
En la última semana de julio el Ministerio de Cultura divulgó el nombre del ganador del Premio Nacional de Poesía 2013: Horacio Benavides, caucano, nacido en 1949, autor de ocho poemarios. El libro que mereció el premio fue una antología, La serena hierba, que Benavides publicó con Monte Ávila Editores de Venezuela. Los jurados del premio —los escritores Piedad Bonnett, Rómulo Bustos y Ramón Cote Baraibar— dijeron esto sobre la obra: “La poesía de Horacio Benavides es de gran poder comunicativo y despliega un lenguaje que posee levedad, rigor y hondura”. Benavides recibió $40 millones como dote; las menciones de honor fueron otorgadas a Felipe Andrés García, Carlos Vásquez Tamayo y Raúl Henao.
El 31 de julio, el escritor Harold Alvarado envió una misiva a la ministra de Cultura, Mariana Garcés. Decía así: “De la manera más cordial e invocando el derecho de petición consagrado en la Constitución Nacional ruego a usted facilitarme por el medio que considere conveniente las actas de premiación de los llamados premios vida y obra y de literatura en la modalidad de poesía de este año recientemente fallados”.
Un día después, Alvarado Tenorio publicó en su página web, Diatribas de Umberto Cobo, un artículo en el que acusaba al Ministerio de Cultura de entregar dicho premio a Benavides por amistades. El texto también fue enviado a varios medios de comunicación ese mismo día y circuló por las redes sociales. “Sabido es que los premios no se los gana quien los merece sino quien tiene amigos entre el jurado y quien ofrece el estímulo —escribió Alvarado en Un premio para las pulgas y los piojos—. De allí que lo protervo no sea no limpiarse un premio, sino no pertenecer a la rosca que lo consiente”.
Alvarado agregó que el libro ganador, publicado en 2012, era una antología de la obra completa de Benavides, que salió a las calles en 2008 editada por la editorial de la Universidad Nacional; por esa razón, aseguró, no cumplía con los requisitos para concursar por el premio. El comité editorial de dicha Colección de Poesía estaba conformado por Piedad Bonnett, Ramón Cote Baraibar y Jorge Cadavid. Los dos primeros, como ya quedó dicho, fueron quienes decidieron entregar el premio de poesía a Horacio Benavides este año.
Dos días después, en las páginas de opinión de El Espectador, el escritor Julio César Londoño respondió a Alvarado. “Benavides se ha convertido —escribió Londoño—, por obra y gracia de este premio, en un blanco militar del necio Alvarado, un señor al que los triunfos ajenos le producen insomnio y erupciones en la piel. Como siempre, el comentario de Alvarado es furioso pero flácido, sin humor, sin ironía, sin argumentos; fluido pero viscoso”.
La pelea bajó de tono la semana siguiente. Y aquí hay un paréntesis: el 9 de agosto Harold Alvarado publicó una nueva entrada en su página, esta vez dedicada a Fernando Rendón, director del Festival de Poesía de Medellín. Alvarado sugería que Rendón derrochaba los dineros públicos a través del festival, aunque sin citar cifras exactas. La columna circuló, como de costumbre, por los correos de varios medios. La historia viene de más atrás, al parecer: en 2009, Rendón demandó a Alvarado Tenorio —de acuerdo con un documento que este último colgó en su página web— por injuria y calumnia.
Un día después, el 10 de agosto, Alvarado envió un mensaje desde la cuenta de correo de Arquitrave (revista de poesía que dirige), que debió de arribar a las cuentas de varios periodistas y amigos. Allí refería un correo que él mismo había recibido, de parte de alguien llamado Renán Arango. Este es el texto de la comunicación:
“Apreciado Harold:
Me turba y me conturba cada que abro cualquiera de tus correos. En ese país de cafres enlutados (…), en donde tus alocuciones y pretensiones de que sea la lucidez (…) la que obre oportunidades a los que no nos hemos avenido y por tanto desde hace rato estamos idos, me duele que de pronto La Parca (…) se te acerque en la forma de algún sicario analfabeta que quiera acallar tus monsergas por apenas los sucios Denarios de esos inconsútiles de siempre (…)”.
En pocas palabras: Alvarado advertía una posible amenaza de muerte, quizá por sus escritos.
El 11 de agosto el escritor Fernando Herrera promovió una carta en apoyo de Horacio Benavides, firmada por 85 escritores más, en la que defendía el premio entregado al poeta, “que ha sido objeto de una carta injuriosa y rastrera por parte de ese tal Harold Alvarado”, según escribió Piedad Bonnett en un correo que incluía la carta. Esta es la misiva enviada por los escritores:
“Felicitaciones al poeta Horacio Benavides por su libro La serena hierba, un título propio de su sereno trasiego por el mundo.
También, por supuesto, celebramos su reciente Premio Nacional de Literatura,
¡Oídos sordos a cualquier lengua envilecida!”.
De los 86 escritores, por lo menos 13 tienen o han tenido una relación directa con el Ministerio de Cultura o el Premio Nacional de Poesía. Juan Manuel Roca, por ejemplo, fue ganador del premio en 2004; William Ospina, por su parte, lo obtuvo en 1992 con El país del viento, cuando existía Colcultura; Felipe García Quintero, quien consiguió mención en el concurso de este año, también fue ganador en 2001 y fue residente artístico en Venezuela en 2004, patrocinado por el Ministerio de Cultura, según consta en su hoja de vida. Fernando Herrera, que envió la carta de apoyo a Benavides, también ganó el premio en 2007 (en cuyo jurado figuraba Juan Manuel Roca). Piedad Bonnett, además de ser jurado del premio en esta ocasión, salió triunfante del mismo en 1994 y fue beneficiaria de una beca de investigación del ministerio en 1998. Fernando Rendón, actual director del Festival de Poesía de Medellín y con quien Alvarado tuvo varios altercados, también es cercano al ministerio a través del festival.
La respuesta más reciente de Alvarado Tenorio llegó el mismo día que la carta. En un texto breve hacía una sátira de los firmantes. En ninguna de las cartas o artículos hay verso; hay palabras duras, recias, pero ningún verso. Ni una frase ingeniosa como la de Jorge Luis Borges: “Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos”.

jtorres@elespectador.com

@acayaqui
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De: Gabriel Jaime Franco ( 1 , 2 )
Fecha: 14 de agosto de 2013,  21:49
Asunto: Carta a El Espectador
Para: ntcgra@gmail.com

Queridos amigos de NTC… :
Les envío copia de carta que he enviado al periódico El Espectador, acerca del tema del Premio Nacional de Poesía. Ignoro si el periódico la publicará o no, pero dado el interés que NTC … ha mostrado sobre el tema, me pareció pertinente el envío.
Un saludo muy cálido, Gabriel Jaime Franco
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Carta  al periódico El Espectador

Apreciado señor Director: 

Publica El Espectador un artículo firmado por Juan David Torres (y que replica NTC … ), que no merecería comentario si no fuera por el hecho de que desvía la atención sobre la sustancia misma de la discusión que se inicia con el Premio Nacional de Literatura, concedido este año al poeta Horacio Benavides. En efecto, la cuestión no es ya de si la obra es buena o no, cosa que parece ya evidente cuando viene respaldada por la editorial misma que la publicó (Monte Ávila), sino también, y quizás sobre todo, por los 88 escritores que la saludaron con entusiasmo, entre quienes figuran Oscar Collazos, Maruja Vieira, William Ospina, Juan Manuel Roca, Darío Jaramillo  y nada menos que cuatro de los poetas que fueron finalistas en el mismo Premio  –Carlos Vásquez Tamayo, Mery Yolanda Sánchez, Felipe García Quintero y María Clemencia Sánchez-  y un etcétera que el lector interesado podrá encontrar en la página de NTC … . A no ser, claro, que entre los 89 escritores que se han expresado sea la opinión solitaria del señor Alvarado la que prevalezca, cosa que francamente dudo.

 Pero la cuestión del debate no es, digo, estética, sino ética. Una discusión estética, cuando se “pierde”, deja, todo lo más, mal parado intelectualmente al perdedor, pero las cuestiones éticas van un tanto más lejos. El señor Juan David Torres escamotea el debate al no mencionar que entre los libros que optaron por el premio se encontraba también uno (Los goces del cuerpo) de quien se lanzó (con todos los materiales extraíbles de la sentina interior en la que vive),  contra el premio  y contra aquel a quien le fue concedido.  No quiero ni pensar qué clase de heroína sería hoy la señora Ministra de Cultura si la obra premiada hubiera sido la de Harold Alvarado, quien habría recibido alborozado el premio: ya ni el Ministerio ni el Premio habrían estado en cuestión. Y es ética, sobre todo, porque lo que está en el centro es un asunto moral: la honradez de los jurados, de la Ministra, del Ministerio y la del ganador, y, de paso, hasta la de todos aquellos que ladinamente menciona  el señor Torres que ganaron alguna vez algún premio del Ministerio (pudo ponerme a mí en la lista, que gané una beca de creación creo que por allá en 2005). Y es ética también por esto, que repito: la honradez intelectual de Alvarado dependió en este caso de si el peculio iba a un bolsillo (el de Horacio) o a otro: el de él. En resumen: la voz comprada. Y ni mencionaré siquiera la incongruencia mental del señor Alvarado: si consideraba al Premio y al Ministerio como corruptos, si considera corruptos a los jurados (y corruptos los amigos de los jurados, como corruptos también los editores de Monte Ávila, etc., etc.), ¿por qué puso su obra en consideración de tal paisaje? ¡Qué lejos Alvarado de la nobleza de los cuatro finalistas que saludaron la obra ganadora!

En cuanto a las acusaciones ( 1 ) a Fernando Rendón y al Festival Internacional de Poesía de Medellín, ya daremos en estos días una respuesta adecuada, y le pido formalmente darnos un espacio de réplica para tal efecto.

Gabriel Jaime Franco
Representante Legal
Corporación de Arte y Poesía Prometeo
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NTC ... NOTA (Ago. 19, 2013, 5:39 am) : Esta carta fue publicada en El Espectador, sección Cartas de los lectores: 

  Un debate ético 
Por Gabriel Jaime Franco.  Representante, Corporación de Arte y Poesía Prometeo.
EL Espectador, Opinión Por: Cartas de los lectores, 18 Ago 2013 - 10:00 pm. 
http://www.elespectador.com/opinion/un-debate-etico-columna-440880

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El poeta y la canalla
Por: FABIO MARTÍNEZ  
 EL TIEMPO .com , 16 de Agosto, 2013, 6:15 p.m.
Solo la canalla en Colombia, que también se enquistó en el mundo literario, protesta por el merecido reconocimiento al poeta del Cauca Horacio Benavides.
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El Premio Nacional de Poesía que otorga el Ministerio de Cultura recayó este año en Horacio Benavides, un poeta silencioso que fiel a sus raíces indígenas del Cauca, ha logrado construir un universo literario sencillo y mágico.
Desde su primer libro titulado: Orígenes publicado en 1979, Benavides hizo una apuesta por contar un mundo lleno de pájaros, animales y cosas, con una economía minimalista, que ha sido rara en el país y el continente.
El poeta colombiano no pertenece para nada a esa poética grandilocuente, llena de retruécanos altisonantes, que estuvo en boga en las principales tertulias latinoamericanas, y que más tarde heredaron nuestros políticos.
La poesía de Benavides está ligada al paisaje y a las cosas elementales y ricas de las que está hecho el mundo. Por su bestiario poético no pasan camellos como en la poesía de su paisano Guillermo Valencia; ni leones como en la poesía de Darío (en un continente donde nunca ha habido camellos ni leones) sino que allí pernocta el colibrí, la chicharra, la torcaza, el gato, el cerdo y el caballo.
Benavides es un poeta animalista cuyos orígenes están presentes en cada palabra y en cada silencio.
En el mundo literario latinoamericano ha habido muy pocos escritores que han privilegiado el silencio ante la retórica ampulosa que nos ha caracterizado. Entre los escritores minimalistas, mencionemos a los mexicanos: José Juan Tablada, Juan José Arreola y Juan Rulfo.
Si quisiéramos encontrar alguna huella literaria en la poesía del poeta colombiano, podríamos decir que Benavides hace parte del estilo de Tablada, Arreola y Rulfo, con sus versos cortos y económicos, y su silencio poético, que viene de sus ancestros.
Por esta razón, la prestigiosa editorial Monte Ávila de Venezuela, decidió publicarle en 2011 una antología, bajo el título: La serena hierba con presentación y selección de Enrique Hernández D’Jesús; y en este año un jurado presidido por los escritores Piedad Bonnett, Ramón Cote y Rómulo Bustos, le otorgaron el Premio Nacional de Poesía.
Solo la canalla en Colombia, que también se enquistó en el mundo literario, protesta por el merecido reconocimiento al poeta del Cauca, y con su estilo matrero heredado de Álvaro Uribe Vélez, utiliza la injuria, la calumnia y el comentario racista, de baja estofa.
Por esto, un grupo de escritores y poetas del país, entre los que se encuentran Óscar Collazos, William Ospina, Juan Manuel Roca y Elvira Alejandra Quintero decidieron hacer público el reconocimiento a Horacio Benavides, quien le dio al cerdo un honroso puesto en el poema.
Para más información, ver el portal Cultural NTC de Gabriel Ruiz y María Isabel Casas: http://ntcpoesia.blogspot.com/2013_07_30_archive.html

Recomendado: El VI Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales de Calarcá se llevará a cabo en esta semana y tendrá como tema central la literatura, los conflictos y la memoria. No se lo pierda.
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El Poeta que vino del sur


Horacio Benavides, Premio Nacional de Literatura - Poesía 2013

Portada Arcadia 95

Adelantamos el perfil del poeta Horacio Benavides, quien está en la portada de la más reciente edición de Arcadia. Benavides fue el ganador del Premio Nacional de Literatura que otorga el Ministerio de Cultura. Perfil de un hombre muy tímido.
Por: Jorge Caraballo Cordovez

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