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SEGUIMIENTOS Y ACTUALIZACIONES, A AGOSTO 14, 2013, DE:
Columna de Julio César Londoño sobre El Premio, el Libro y el Poeta , http://ntcpoesia. blogspot.com/2013_07_30_ archive.html
Texto de Harold Alvarado Tenorio sobre El Premio, el Libro y el Poeta , http:// literaturaenelvalle.blogspot. com/2013_08_03_archive.html
¡GOLPE DE POESÍA! Semana, AGOSTO 3 y 5, 2 013. "El poeta que vino del sur" ..., "Premio Nacional de Literatura"
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En la web de Monte Ávila.
El libro “La serena hierba” Antología de Horacio Benavides, completo, digital:
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La noticia y los registros en la web del Ministerio de Cultura
Allí, entre otros documentos y enlaces, el ACTA
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---------- Mensaje recibido ----------
Fecha: Cincinnati (USA) , 14 de agosto de 2013, 01:59
Asunto: Polémica, Premio Nacional a Horacio Benavides
Amigos de NTC …
A pesar del terror que le tengo a los medios culturales colombianos, especialmente los que andan salpicados de crítica y poesía al mismo tiempo, me arriesgo a decir algunas palabras sobre la polémica que ha suscitado el Premio Nacional a Horacio Benavides. Y compartirlas con los lectores de NTC …, que, como en muchas otros temas y oportunidades, ha hecho seguimiento y compilación sobre ella ( 1, 2, 3 …).
Creo que se hace necesario deslindar varias cosas en este caso. Una, la obra en sí de Benavides y otra la pelea en el “campo literario” colombiano, y ya dentro de la obra de Benavides no tanto las bondades estéticas de su obra, que mucho las tiene, sino la dirección que este tipo de poesía establece dentro de los contextos nacionales e internacionales. Es obvio que la agria discusión por el predominio del “campo literario” no es privativa de los colombianos. Ya desde Quevedo, Góngora y demás, ella misma se daba en poemas satíricos, burlescos y otras injurias casi dignas de nuestro tiempo.
Sin embargo una reflexión amplia nos permite ver que en esta polémica que ahora nos ocupa, hay cosas de parte y parte muy claras, y que se deberían ver directamente, sin tapujos, pero también respetando la dignidad personal. Es lastimoso que nuestro país se continúe alimentando de odios como si fueran coles de Bruselas, llenos de capas verdes y un olor muy fuerte. Creo que esto se debe a que no hemos logrado vivir individualmente. El peor momento del surrealismo es cuando deviene un grupo cerrado, y en nuestro caso el nadaísmo es ejemplo de esto. Las agrupaciones estéticas durante el siglo XX (Los Nuevos, Piedracielismo, Cuadernícolas, Mito, Nadaísmo, Generación sin nombre, etc.), pasan a ser agrupaciones con intereses político-literarios y esto, creo, se debe a que en la configuración de nuestro país hay una estructura viral mafiosa, la cual infecta todo lo que toca. Hoy en día no detectamos grupos como éstos pero eso no quiere decir que no existan sin nombre determinado. Lástima, porque mientras no nos sacudamos de este virus no se podrá ver nada con profundidad y sabiduría.
Ahora bien, la pregunta que me parece importante al ver la obra de Benavides y de muchos otros poetas colombianos, es ¿por qué la dirección actual de la poesía colombiana es tan conservadora? Aclaro, para mí el concepto conservador no es negativo, nunca lo ha sido y en especial si de arte se trata, pero esto no responde a esta pregunta. No pensemos en la supervivencia de las vanguardias del siglo XX porque esto sería inútil. Las vanguardias cumplieron con su labor, desempaquetaron todas sus imágenes que ahora son pasto de las agencias de publicidad, y hasta el término “surreal” hoy se usa en los Estados Unidos para decir que una cosa está fuera de lo común. El pobre Breton no debe estar muy contento en su catatumba. Dalí tenía razón: el surrealismo era tan efervescente como el Alka-Seltzer.
Vista desde un ángulo general la poesía que hoy leemos en Colombia, a manos de los poetas jóvenes y no tan jóvenes es altamente conservadora, tanto así que es manifestación del reinado de Aurelio Arturo como el gran poeta nacional. Esta tendencia conservadora, que vio su génesis a comienzos de la década del 70, como reacción al coloquialismo y a la poesía de circunstancias, se asentó en nuestro país marcando una dirección que hoy bien siguen los poetas más jóvenes. La búsqueda del poema corto, no conversacional; el manejo del verso y la imagen que prescinde del salto metafórico; la explotación de los sentimientos; la claridad versus la oscuridad; el distanciamiento del humor; la palabra como significado y no como significante; musicalidad de tonos bajos, monocordes; respeto a la sintaxis y abominación del hipérbaton; uso de ciertas formas tradicionales como el soneto; búsqueda de lo natural; predominio del yo poético no como activante sino como recipiendario de la poesía. En fin, una poesía que ve en José Manuel Arango su momento más alto a finales del siglo XX. Cero experimentaciones, elogio a la tradición.
Vuelvo a repetir, nada de esto me parece reprobable o indigesto. Muy por lo contrario, hay poetas dentro de este marco de alta calidad. Sin embargo, vuelve ahora la pregunta ¿por qué? Los poetas argentinos, uruguayos, chilenos, peruanos, y muchos de los mexicanos, no ven las cosas desde este ángulo tan conservador. Su búsqueda de altas sonoridades a través del lenguaje, llámese neo-barroco, neo-barroso, o simplemente poesía acorde con búsquedas sintácticas e incluso visuales, incorporan elementos propios de las vanguardias con aquellos que nos lega la tradición. Estos poetas se mueven con mayor soltura dentro del plano de sus búsquedas. No son tan complacientes con el poema tradicional como gran parte de los colombianos.
Una respuesta histórica nos daría como resultado que en definitiva no tuvimos un poeta o movimiento de vanguardia propiamente dicho en Colombia durante el siglo XX, a diferencia de estos otros países latinoamericanos; que la tradición conservadora que se establece en el país desde la Colonia y después de la Independencia, impide toda voluntad de cambio. Incluso en prosa somos conservadores si pensamos en García Márquez y sus débiles seguidores actuales. Pero también podríamos argüir que este conservadurismo es producto de nuestra repugnancia por la violencia que vive el país desde hace tanto tiempo, y que a la vez nos sirve como amparo contra nuestra propia y personal violencia. Es decir, que nos defendemos de nosotros mismos, del malestar inmenso que nos produce el ser que se nos presenta como colombianos, el cual no podemos cambiar sin caer en la violencia, aunque sabemos que su bonhomía está allí, en ese rostro campesino, citadino, reflexivo, sabio, amoroso, y a él sólo podemos acceder por la poesía. No estamos libres de la necesidad de ver y buscar otra Colombia.
No pretendo tener verdad alguna, imposible. Algunos dirán que no vivo en Colombia desde hace una eternidad. A ellos puedo responder que a pesar de mis años fuera del país no ha pasado un día en que no esté allá espiritualmente. Así lo atestiguan mis libros y ensayos. Por eso mi preocupación está dirigida a la urgencia de elevar el diálogo sobre nuestra poesía más allá de los odios personales y las rencillas en busca de “poder” literario. ¿Será esto posible? La obra de Benavides merece todo el respeto del país, pero ese respeto debe sembrarse en verla como poesía, en criticarla como poesía.
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* NTC ... Enlaces:
Sobre Armando Romero:
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Polémica por el Premio Nacional
de Poesía 2013
Bitácora de un duelo
Por:
Juan David Torres Duarte , jtorres@elespectador.com
EL ESPECTADOR .com Cultura |13
Ago 2013 - 10:00 pm
http://www.elespectador.com/noticias/cultura/bitacora-de-un-duelo-articulo-439920
. Impreso Ago. 13.
Impreso Ago. 13. Escaneó y difunde: Harold Alvarado Tenorio.
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En dos semanas, el escritor
Harold Alvarado Tenorio lanzó acusaciones contra el Mincultura y el Festival de
Poesía de Medellín. Una seguidilla de correos muestra las relaciones y los choques
nada líricos del mundo cultural.
En la última semana de julio el
Ministerio de Cultura divulgó el nombre del ganador del Premio Nacional de
Poesía 2013: Horacio Benavides, caucano, nacido en 1949, autor de ocho
poemarios. El libro que mereció el premio fue una antología, La serena hierba,
que Benavides publicó con Monte Ávila Editores de Venezuela. Los jurados del
premio —los escritores Piedad Bonnett, Rómulo Bustos y Ramón Cote Baraibar—
dijeron esto sobre la obra: “La poesía de Horacio Benavides es de gran poder
comunicativo y despliega un lenguaje que posee levedad, rigor y hondura”.
Benavides recibió $40 millones como dote; las menciones de honor fueron
otorgadas a Felipe Andrés García, Carlos Vásquez Tamayo y Raúl Henao.
El 31 de julio, el escritor
Harold Alvarado envió una misiva a la ministra de Cultura, Mariana Garcés.
Decía así: “De la manera más cordial e invocando el derecho de petición
consagrado en la Constitución Nacional ruego a usted facilitarme por el medio que
considere conveniente las actas de premiación de los llamados premios vida y
obra y de literatura en la modalidad de poesía de este año recientemente
fallados”.
Un día después, Alvarado
Tenorio publicó en su página web, Diatribas de Umberto Cobo, un artículo en el
que acusaba al Ministerio de Cultura de entregar dicho premio a Benavides por
amistades. El texto también fue enviado a varios medios de comunicación ese
mismo día y circuló por las redes sociales. “Sabido es que los premios no se
los gana quien los merece sino quien tiene amigos entre el jurado y quien
ofrece el estímulo —escribió Alvarado en Un premio para las pulgas y los
piojos—. De allí que lo protervo no sea no limpiarse un premio, sino no
pertenecer a la rosca que lo consiente”.
Alvarado agregó que el libro
ganador, publicado en 2012, era una antología de la obra completa de Benavides,
que salió a las calles en 2008 editada por la editorial de la Universidad
Nacional; por esa razón, aseguró, no cumplía con los requisitos para concursar
por el premio. El comité editorial de dicha Colección de Poesía estaba
conformado por Piedad Bonnett, Ramón Cote Baraibar y Jorge Cadavid. Los dos
primeros, como ya quedó dicho, fueron quienes decidieron entregar el premio de
poesía a Horacio Benavides este año.
Dos días después, en las
páginas de opinión de El Espectador, el escritor Julio César Londoño respondió
a Alvarado. “Benavides se ha convertido —escribió Londoño—, por obra y gracia
de este premio, en un blanco militar del necio Alvarado, un señor al que los
triunfos ajenos le producen insomnio y erupciones en la piel. Como siempre, el
comentario de Alvarado es furioso pero flácido, sin humor, sin ironía, sin
argumentos; fluido pero viscoso”.
La pelea bajó de tono la semana
siguiente. Y aquí hay un paréntesis: el 9 de agosto Harold Alvarado publicó una
nueva entrada en su página, esta vez dedicada a Fernando Rendón, director del
Festival de Poesía de Medellín. Alvarado sugería que Rendón derrochaba los
dineros públicos a través del festival, aunque sin citar cifras exactas. La
columna circuló, como de costumbre, por los correos de varios medios. La
historia viene de más atrás, al parecer: en 2009, Rendón demandó a Alvarado
Tenorio —de acuerdo con un documento que este último colgó en su página web—
por injuria y calumnia.
Un día después, el 10 de
agosto, Alvarado envió un mensaje desde la cuenta de correo de Arquitrave
(revista de poesía que dirige), que debió de arribar a las cuentas de varios
periodistas y amigos. Allí refería un correo que él mismo había recibido, de
parte de alguien llamado Renán Arango. Este es el texto de la comunicación:
“Apreciado Harold:
Me turba y me conturba cada que
abro cualquiera de tus correos. En ese país de cafres enlutados (…), en donde
tus alocuciones y pretensiones de que sea la lucidez (…) la que obre
oportunidades a los que no nos hemos avenido y por tanto desde hace rato
estamos idos, me duele que de pronto La Parca (…) se te acerque en la forma de
algún sicario analfabeta que quiera acallar tus monsergas por apenas los sucios
Denarios de esos inconsútiles de siempre (…)”.
En pocas palabras: Alvarado
advertía una posible amenaza de muerte, quizá por sus escritos.
El 11 de agosto el escritor
Fernando Herrera promovió una carta en apoyo de Horacio Benavides, firmada por
85 escritores más, en la que defendía el premio entregado al poeta, “que ha
sido objeto de una carta injuriosa y rastrera por parte de ese tal Harold
Alvarado”, según escribió Piedad Bonnett en un correo que incluía la carta.
Esta es la misiva enviada por los escritores:
“Felicitaciones al poeta
Horacio Benavides por su libro La serena hierba, un título propio de su sereno
trasiego por el mundo.
También, por supuesto,
celebramos su reciente Premio Nacional de Literatura,
¡Oídos sordos a cualquier
lengua envilecida!”.
De los 86 escritores, por lo
menos 13 tienen o han tenido una relación directa con el Ministerio de Cultura
o el Premio Nacional de Poesía. Juan Manuel Roca, por ejemplo, fue ganador del
premio en 2004; William Ospina, por su parte, lo obtuvo en 1992 con El país del
viento, cuando existía Colcultura; Felipe García Quintero, quien consiguió
mención en el concurso de este año, también fue ganador en 2001 y fue residente
artístico en Venezuela en 2004, patrocinado por el Ministerio de Cultura, según
consta en su hoja de vida. Fernando Herrera, que envió la carta de apoyo a
Benavides, también ganó el premio en 2007 (en cuyo jurado figuraba Juan Manuel
Roca). Piedad Bonnett, además de ser jurado del premio en esta ocasión, salió
triunfante del mismo en 1994 y fue beneficiaria de una beca de investigación
del ministerio en 1998. Fernando Rendón, actual director del Festival de Poesía
de Medellín y con quien Alvarado tuvo varios altercados, también es cercano al
ministerio a través del festival.
La respuesta más reciente de
Alvarado Tenorio llegó el mismo día que la carta. En un texto breve hacía una
sátira de los firmantes. En ninguna de las cartas o artículos hay verso; hay
palabras duras, recias, pero ningún verso. Ni una frase ingeniosa como la de
Jorge Luis Borges: “Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno
termina pareciéndose a ellos”.
jtorres@elespectador.com
@acayaqui
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Fecha: 14 de agosto de 2013, 21:49
Asunto:
Carta a El Espectador
Para: ntcgra@gmail.com
Queridos amigos de NTC… :
Les envío copia de carta que he
enviado al periódico El Espectador, acerca del tema del Premio Nacional de
Poesía. Ignoro si el periódico la publicará o no, pero dado el interés que NTC …
ha mostrado sobre el tema, me pareció pertinente el envío.
Un saludo muy cálido, Gabriel
Jaime Franco
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Carta al periódico El Espectador
Apreciado señor Director:
Publica El Espectador un artículo firmado por Juan David
Torres (y que replica NTC … ), que no merecería comentario si no fuera por el
hecho de que desvía la atención sobre la sustancia misma de la discusión que se
inicia con el Premio Nacional de Literatura, concedido este año al poeta
Horacio Benavides. En efecto, la cuestión no es ya de si la obra es buena o no,
cosa que parece ya evidente cuando viene respaldada por la editorial misma que
la publicó (Monte Ávila), sino también, y quizás sobre todo, por los 88 escritores
que la saludaron con entusiasmo, entre quienes figuran Oscar Collazos, Maruja
Vieira, William Ospina, Juan Manuel Roca, Darío Jaramillo y
nada menos que cuatro de los poetas que fueron finalistas en el mismo Premio
–Carlos Vásquez Tamayo, Mery Yolanda Sánchez, Felipe García Quintero y
María Clemencia Sánchez- y un etcétera que el lector interesado podrá
encontrar en la página de NTC … . A no ser, claro, que entre los 89 escritores
que se han expresado sea la opinión solitaria del señor Alvarado la que
prevalezca, cosa que francamente dudo.
Pero la cuestión del debate no es, digo, estética,
sino ética. Una discusión estética, cuando se “pierde”, deja, todo lo más, mal
parado intelectualmente al perdedor, pero las cuestiones éticas van un tanto
más lejos. El señor Juan David Torres escamotea el debate al no mencionar que
entre los libros que optaron por el premio se encontraba también uno (Los
goces del cuerpo) de quien se lanzó (con todos los materiales extraíbles de
la sentina interior en la que vive), contra el premio y contra
aquel a quien le fue concedido. No quiero ni pensar qué clase de heroína
sería hoy la señora Ministra de Cultura si la obra premiada hubiera sido la de
Harold Alvarado, quien habría recibido alborozado el premio: ya ni el
Ministerio ni el Premio habrían estado en cuestión. Y es ética, sobre todo,
porque lo que está en el centro es un asunto moral: la honradez de los jurados,
de la Ministra, del Ministerio y la del ganador, y, de paso, hasta la de todos
aquellos que ladinamente menciona el señor Torres que ganaron alguna vez
algún premio del Ministerio (pudo ponerme a mí en la lista, que gané una beca
de creación creo que por allá en 2005). Y es ética también por esto, que
repito: la honradez intelectual de Alvarado dependió en este caso de si el
peculio iba a un bolsillo (el de Horacio) o a otro: el de él. En resumen: la
voz comprada. Y ni mencionaré siquiera la incongruencia mental del señor
Alvarado: si consideraba al Premio y al Ministerio como corruptos, si considera
corruptos a los jurados (y corruptos los amigos de los jurados, como corruptos
también los editores de Monte Ávila, etc., etc.), ¿por qué puso su obra en
consideración de tal paisaje? ¡Qué lejos Alvarado de la nobleza de los cuatro
finalistas que saludaron la obra ganadora!
En cuanto a las acusaciones ( 1 ) a Fernando Rendón y al Festival
Internacional de Poesía de Medellín, ya daremos en estos días una respuesta
adecuada, y le pido formalmente darnos un espacio de réplica para tal
efecto.
Gabriel
Jaime Franco
Representante Legal
Corporación de Arte y Poesía Prometeo
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NTC ... NOTA (Ago. 19, 2013, 5:39 am) : Esta carta fue publicada en El Espectador, sección Cartas de los lectores:
Un debate ético
Por Gabriel Jaime Franco. Representante, Corporación de Arte y Poesía Prometeo.
EL Espectador, Opinión Por: Cartas de los lectores, 18 Ago 2013 - 10:00 pm.
http://www.elespectador.com/opinion/un-debate-etico-columna-440880
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( 1 )NTC ... enlace: http://www.diatribasdeumbertocobo.com/lirica_y_politica.html
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El
poeta y la canalla
Por: FABIO MARTÍNEZ
EL TIEMPO .com , 16 de Agosto, 2013, 6:15 p.m.
Solo
la canalla en Colombia, que también se enquistó en el mundo literario, protesta
por el merecido reconocimiento al poeta del Cauca Horacio Benavides.
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El Premio Nacional de Poesía
que otorga el Ministerio de Cultura recayó este año en Horacio Benavides, un
poeta silencioso que fiel a sus raíces indígenas del Cauca, ha logrado
construir un universo literario sencillo y mágico.
Desde su primer libro titulado: Orígenes publicado
en 1979, Benavides hizo una apuesta por contar un mundo lleno de pájaros,
animales y cosas, con una economía minimalista, que ha sido rara en el país y
el continente.
El poeta colombiano no
pertenece para nada a esa poética grandilocuente, llena de retruécanos
altisonantes, que estuvo en boga en las principales tertulias latinoamericanas,
y que más tarde heredaron nuestros políticos.
La poesía de Benavides está
ligada al paisaje y a las cosas elementales y ricas de las que está hecho el
mundo. Por su bestiario poético no pasan camellos como en la poesía de su
paisano Guillermo Valencia; ni leones como en la poesía de Darío (en un
continente donde nunca ha habido camellos ni leones) sino que allí pernocta el
colibrí, la chicharra, la torcaza, el gato, el cerdo y el caballo.
Benavides es un poeta
animalista cuyos orígenes están presentes en cada palabra y en cada silencio.
En el mundo literario
latinoamericano ha habido muy pocos escritores que han privilegiado el silencio
ante la retórica ampulosa que nos ha caracterizado. Entre los escritores
minimalistas, mencionemos a los mexicanos: José Juan Tablada, Juan José Arreola
y Juan Rulfo.
Si quisiéramos encontrar alguna
huella literaria en la poesía del poeta colombiano, podríamos decir que Benavides
hace parte del estilo de Tablada, Arreola y Rulfo, con sus versos cortos y
económicos, y su silencio poético, que viene de sus ancestros.
Por esta razón, la prestigiosa
editorial Monte Ávila de Venezuela, decidió publicarle en 2011 una antología,
bajo el título: La serena hierba con presentación y selección
de Enrique Hernández D’Jesús; y en este año un jurado presidido por los
escritores Piedad Bonnett, Ramón Cote y Rómulo Bustos, le otorgaron el Premio
Nacional de Poesía.
Solo la canalla en Colombia,
que también se enquistó en el mundo literario, protesta por el merecido
reconocimiento al poeta del Cauca, y con su estilo matrero heredado de Álvaro
Uribe Vélez, utiliza la injuria, la calumnia y el comentario racista, de baja
estofa.
Por esto, un grupo de
escritores y poetas del país, entre los que se encuentran Óscar Collazos,
William Ospina, Juan Manuel Roca y Elvira Alejandra Quintero decidieron hacer
público el reconocimiento a Horacio Benavides, quien le dio al cerdo un honroso
puesto en el poema.
Para más información, ver el
portal Cultural NTC de Gabriel Ruiz y María Isabel Casas: http://ntcpoesia.blogspot.com/2013_07_30_archive.html
Recomendado: El VI Encuentro
Nacional de Escritores Luis Vidales de Calarcá se llevará a cabo en esta semana
y tendrá como tema central la literatura, los conflictos y la memoria. No se lo
pierda.
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Portada
Arcadia 95
Adelantamos el perfil del poeta Horacio
Benavides, quien está en la portada de la más reciente edición de Arcadia.
Benavides fue el ganador del Premio Nacional de Literatura que otorga el
Ministerio de Cultura. Perfil de un hombre muy tímido.
Por: Jorge Caraballo Cordovez
Revista Arcadia, Publicado el:
2013-08-14 http://www.revistaarcadia.com/agenda/articulo/el-poeta-vino-del-sur/32732
Publica y difunde NTC … Nos Topamos Con …
http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia