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Lo que piensa y siente Roca sobre la poesía
Entrevista
Por Gloria Luz Ángel Echeverri*
Papel Salmón, La Patria, Manizales,
Junio 28. 2015. Páginas 4 y 5
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No. 4
No. 5
Lo que piensa y siente Roca sobre la poesía
Entrevista
Se puede crear una teoría general de las artes a partir de lo poético
para decir que donde no hay poesía, no hay arte.
Hay poetas que hacen pintura con la palabra. Donde se encuentra la gran libertad es en las artes. Reflexiones.
Hay poetas que hacen pintura con la palabra. Donde se encuentra la gran libertad es en las artes. Reflexiones.
El más reciente libro de Manuel Roca, Asedios a la palabra (Siglo del Hombre Editores), aunque en su segunda parte trae varios poemas del autor, no necesariamente es un libro de poesía, pero sí dedicado a ésta. En sus 304 páginas el lector encontrará una pluralidad de conceptos sobre la lírica: comentarios, anécdotas, descripciones... Se puede decir que es una obra de consulta, donde hay “puertas para tocar y asomarse”, sin embargo esta no fue la intención del poeta antioqueño al escribirlo. Él comenta que existe otro con características similares, Libro de las poéticas del autor venezolano Juan Calzadilla, quien lo animó a realizar esta obra que contiene “muchas visiones, inclusive encontradas, de las poéticas”.
El libro Asedios a la palabra tiene en la primera parte comentarios, anécdotas, descripciones de la poesía…
Quise hacer un libro que tuviera un tono reposado, casi conversado, a pesar de que haya dentro de él algunas teorías y reflexiones, además de una serie de pesquisas por autores y poéticas. Poéticas de Aristóteles y Paul Valéry hasta llegar a los expresionistas alemanes, pues siempre me interesó estudiarlas porque me parece impensable que alguien que intente escribir poesía no haya reflexionado sobre el lenguaje, sobre la palabra y fundamentalmente, sobre la poética. Creo que se puede crear una teoría general de las artes a partir de lo poético para decir que donde no hay poesía, no hay arte. Por una lírica conversacional, de la imagen, metafórica, hermética, por muchos caminos se puede llegar a hacer buena poesía y se me ocurrió recoger reflexiones que tuvieran ese carácter, narrativas involucradas a una historia, a un momento específico de la vida de un poeta o de un grupo de poetas. El resultado fue Asedios a la palabra que la mitad son esas reflexiones y la otra mitad son poemas míos que también se preguntan por la poesía.
En el libro relaciona la poesía con las artes, pero sobre todo con la pintura, ¿por qué?
Lo que más me ha gustado, claro que no es el único camino que me agrada, es la poesía de la imagen. De todas las formas del pensar en la poesía la que más me seduce es la que crea imágenes, atmósferas, y eso por supuesto está muy ligado a la pintura. Creo que hay vasos comunicantes fortísimos entre todas las artes y casi siempre es a partir de lo poético, pero algunas son inherentes a la poesía, como la música. Cuando a Mallarmé le fueron a decir que le habían puesto música a un poema suyo, dijo que creía que ya tenía, que el lenguaje es música, que la eufonía de las palabras para el poema son música. En el caso de la pintura yo sí he hecho un seguimiento. Quizá hay pintores que me han influenciado más en mi escritura que muchos escritores y poetas. Por ejemplo, Marc Chagal quien escribe poesía con la paleta y cumple con muchos de los preceptos de Italo Calvino como la levedad. Y así hay poetas que hacen pintura con la palabra como Georg Trakl y los expresionistas alemanes, uno lee sus poemas y son llenos de color, de cromatismo, de atmósferas. Entonces, son como si fueran pintores del habla, así como hay poetas del color. Siempre me pareció que había un camino muy interesante en esos nexos de la pintura y la poesía. De hecho, grandes pintores escribieron muy, pero muy buena poesía. Cuando se lee a Gauguin y sus poemas de Escritos de un salvaje o Noanoa, uno dice, bueno a lo mejor si uno hubiera hecho pintura ya era suficiente con la poesía. Chagal hizo grandes y hermosos poemas en un libro que se llama Mi vida que es escrito en verso y es realmente conmovedor. Muchos otros poetas oscilaron su trabajo entre la poesía y la pintura. Siempre me llamó la atención esa cercanía y hermandad tan grande que ha habido entre pintores y poetas.
POESÍA EN TIEMPOS DE PENURIA Hay una palabra que se repite mucho en el libro y es libertad. ¿La poesía es libertad?
Sí, yo creo que sí y entre más vemos el mundo oprimido, convulso, en una encrucijada histórica, que crea tantos desalientos sobre todo para las artes que lo lleva a preguntarse para qué escribir y en medio de un mundo casi sin esperanza, en el reducto donde uno encuentra la gran libertad es en las artes. Ahí se puede ejercer la libertad de pensamiento, la libertad en el más sentido libertario de la palabra, de imaginar, de crear imágenes. Sobre todo, de oponerse a las fuerzas tan nefastas que manejan el mundo, sin necesidad de ser ideología, sin necesidad de casarse con un partido, de tener una voluntad privativamente ideológica. Pienso que la poesía se vuelve como una resistencia espiritual frente al horror, y lo que más me seduce de eso es que se puede hacer con plena libertad, tal vez como la mayoría de las artes que atienden al hombre como centro de su interés. Para mí en la palabra libertad de los poetas de ahora en libertario que son insumisos, que no son cortesanos, que de alguna manera tienen una actitud de arena y no aceite en la maquinaria del establecimiento, ahí hay un segmento muy importante. Por supuesto que hay los poetas populistas, los de puño cerrado, la poesía panfletaria que generalmente ha sido nefasta. Pero también están los que han bordeado ese abismo y no han caído en el fondo, como Yannis Ritsos en Grecia o Nazim Hikmet quien habló tantos años de la libertad desde una cárcel, como René Char el poeta de la resistencia francesa o César Vallejo. Y cito estos poetas porque generalmente se ha satanizado la poesía que toca lo social y lo político. Satanizan la mala y se olvidan de la buena que es quizás la mejor del siglo XX.
¿Por eso la poesía nace casi siempre en tiempos de penuria?
Creo que sí, que siempre ha sido proporcional a eso. Al dolor y a la miseria humana se le ha opuesto siempre, de una manera que no creo que sea programática, la poesía. Tanto que termino por preguntarme al revés: ¿para qué poesía en tiempo que no sea de penuria? En tiempos que no lo son se vuelve un adorno, una forma esteticista y manierista de hacer un arte. Paul Celan y otros poetas como muchos de los expresionistas previeron, con anterioridad a los sociólogos y a los historiadores, la llegada de la barbarie nazi. Ellos lo intuyeron porque el poeta está conectado con la esencia del hombre. Creo que en tiempos de penuria como contrapartida paradójica se ha hecho un gran arte en todas las esferas, pero en la poesía es muy rasteable.
¿En este libro se refleja lo que piensa, lo que sabe y lo que exige de la poesía?
Creo que lo que pienso, fundamentalmente, y lo que sé o más bien lo que creo saber, también. Esas dos cosas se parecen mucho. Yo le pido al poeta, al escritor y al artista que coteje todo con su adentro, con su corazón más que con lo exterior como las modas, y en esa medida se da un grado de sinceridad, que aunque no sea una categoría estética es primordial. Lo que siento y lo que pienso, sí sin duda. Lo que le exijo no tanto, aunque hay momentos en que sí quisiera, sin ser demandante ni ponerme en un nivel superior para exigirle a nadie nada porque no es esa mi función, sí le pido: misterio, eufonía, musicalidad y que haya una palabra que corresponda exactamente a lo que se quiere decir. Cada vez me parece que debe ser más sencilla, aunque no directa, y que el deber del poeta es encontrar en el inmenso pajar del lenguaje la palabra justa. Hablando de la palabra, el otro día me preguntaban qué palabras me gustaban. Del árabe está algarabía, que me parece hermosa, más allá de lo que significa. Del vasco también está aquelarre, tan sonora, la palabra de la reunión de brujas. Pero, la que más me entusiasma y es por otro motivo diferente a la belleza formal, es canoa. Fue la primera palabra nuestra que entró de la lengua taina al español y quien la usó fue Colón en los diarios. Me parece tan bello, más que la palabra misma que también es bonita, el hecho histórico de que le hayamos devuelto a España junto con las carabelas que se fueron, una palabra que se desliza por los ríos del lenguaje, que es canoa. Llegué a la conclusión de que si me ponen a elegir una, me quedo con canoa.
MISTERIO La mayoría de los poetas que menciona en el libro ya no están con nosotros, ¿por qué?
Eso de estar en conversación con los muertos, como decía Quevedo, es una experiencia muy singular, bien rara, porque uno tiene familias electivas de las que hacen parte fantasmas de personas que ya se han ido. Por decir algo, César Vallejo, a quien acudo, lo leo, me ayuda, es como una prótesis para andar por el mundo. Pasa algo maravilloso con las miles de estrellas que están en el firmamento y es que aunque están muertas desde hace miles de años, siguen brillando. Con los poetas y los artistas pasa lo mismo, hay miles de artistas que ya murieron y sin embargo, siguen alumbrando. Entonces, es un diálogo con ese pasado. Pero, por supuesto, hay muchos poetas vivos que me emocionan y algunos que conocí y ya no existen como Gonzalo Rojas, Héctor Rojas Erazo, Antonio Cisneros, con los que hay una hermandad en la palabra.
¿Qué cualidad debe tener un poeta para tener esa imaginación de ver cosas donde los demás seres humanos no ven?
Creo que varias cosas. Una que es importantísima, como para diferenciar un poquito de la imaginación relacionada con la narrativa, aunque la poesía y ésta se hayan hermanado cada vez más, es oído. El poeta sordo, sin oído, hará textos que son de prosa en forma versicular, pero la poesía no aparece ahí. Otro es dudar de la realidad inmediata, saber o intentar ver lo que se oculta, cómo cuando pasamos frente a un árbol y la sabia está subiendo por él, pero nosotros no vemos sino el perro que lo ronda o el niño que rompe una rama, por eso el misterio es tan importante en la poesía. El poeta que no tenga el don del carácter misterioso para crear lenguaje, generalmente es muy pobre. Otra cosa que debe tener un poeta y eso se lo digo mucho a los jóvenes, es terquedad, porque nadie en la esfera de las artes recibe más voces de desaliento que el poeta: que se va a morir de hambre, esa es la primera, que no le van a publicar... Por último, muchas lecturas, hay poetas que piensan que como el lenguaje nos pertenece a todos y que como se aprende a leer y escribir, juran entonces que saben escribir pero no leen. Hay jóvenes que dicen que les basta con lo que ellos imaginan porque no quieren ser influenciados. Quien no tiene influencias es un primitivo, hay que tenerlas, pero hay que decantarlas en beneficio de una voz personal.
*** Definitivamente Asedios a la palabra es un libro que deben tener las personas a las que les interese la poesía, conocer sobre ella, escribir y quien mejor calificado para indicarlo que el poeta antioqueño Juan Manuel Roca.
*Periodista. Editora de Papel Salmón.
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2 de junio de 2015
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