http://ntcblog.blogspot.com/ *, ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia,
VIENE DE:
Eduardo Escobar, Poeta nadaísta, Premio Erato 2011.
http://ntcpoesia.blogspot.com/2011_08_30_archive.html
.
FOTOGRAFÍAS, por BeGoW, EN EL ERATO.
El contertulio Bernardo González White, Begow, carirredondo, de gafas, de bigote y chivera, con vestido y corbata oscuros, un poco parecido al fiel escudero Sancho Panza; asumió el papel de reportero gráfico de la entrega del Premio Erato 2011 al poeta Eduardo Escobar. Sin su concurso, sería un evento sin imágenes para guardar en la memoria, y con recuerdos destinados a naufragar en el olvido. Queda su registro gráfico como constancia de que en esas arenas dejó su huella marcada el poeta de la generación Nadaísta.
Allí estaba Eduardo, con su aspecto quijotesco, flaco, de cara enjuta, camisa blanca abierta, sombrero aguadeño de cinta negra, pantalón café y mochila arhuaca terciada en bandolera.
Estaba Diego Bedoya de camisa blanca, pelo negro, y mirada bonachona, acompañándolo a su derecha en la mesa de la entrega de premios.
Estaba el poeta de la Corporación Arte y Poesía en la Calle, José María Ruiz, de boina vasca café y mochila arhuaca en bandolera, barbado, con su cámara montada en trípode captando los sucederes del evento.
La cuota de contertulios de la Alcancía del Edificio La Bastilla la ponían el Kurdo, Alberto Sánchez, con camisa de manga larga de rayas azules verticales; Orlando Ramírez Casas, con bluyín azul y camiseta negra de rayas rojas horizontales; Jesús Fernández de saco oscuro sin corbata, manos cruzadas, pelo y barba canosa, al lado de doña Luz Arango de Fernández de blusa morado fucsia o algo así (los hombres somos malos para precisar matices en los colores). Había más gente, claro (el pintor y tanguero Horacio Arbeláez alcanza a verse un poco atrás, en medio de la sombra), pero sólo reseño a algunos de los que se ven en estas fotografías.
ORLANDO RAMÍREZ CASAS
---------------------------------
Erato a Eduardo Escobar
SABANETA Eduardo Escobar Begow fotos Sept 30 2011.pdf
.
PREMIO ERATO 2011
para EDUARDO ESCOBAR
CORPORACIÓN DE ARTE Y POESÍA EN LA CALLE
SABANETA
El poeta Juan Manuel Roca (que lo recibió en 1995)
El escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal (que lo recibió en 1997)
La poeta María Mercedes Carranza (que lo recibió en 1999)
El escritor Juan José Hoyos (que lo recibió en 2001)
El ensayista William Ospina (que lo recibió en 2003)
El poeta Mario Rivero (que lo recibió en 2005)
El escritor Germán Castro Caycedo (que lo recibió en 2007)
La poeta Maruja Vieira White (que lo recibió en 2009)
Al poeta Eduardo Escobar se le vio algo nervioso en los momentos previos a subir al escenario, y sintió la necesidad de apurar un ron antes de hacerlo. También encendió afanoso un cigarrillo en una alargada pipa destinada a filtrar algo del humo, como si quisiera engañar a su boca mermándole sabor a sus fumadas. “Después de haberme sido ofrecido por parte del autor del libro `Buenos Aires, portón de Medellín´ en la Casa Museo de Otraparte, yo me había olvidado de la propuesta de concederme el Premio Erato de Poesía 2011, hasta que hace poco recibí el llamado de los organizadores y fue como si se tratara de la primera noticia que yo tenía de tal premio. Desde entonces he estado ansioso porque llegara este momento”, fueron las palabras iniciales de este sobreviviente del Movimiento Nadaísta, al aceptar el premio que le estaba siento entregado en la pequeña media torta del Parque Erato, del 6º piso del Centro Comercial Aves María en Sabaneta, donde unas 150 personas ocuparon las graderías para escucharlo contando con la bendición del cielo que por esta vez se abstuvo de descargar su ya tradicional aguacero de temporada y regaló a los asistentes con una noche esplendorosa. Luego siguió diciendo el poeta que “lo primero que se me vino a la cabeza es que yo no soy merecedor de ese premio sólo por el hecho de ser poeta. No se premia al panadero porque hace el pan, ni al carpintero porque hace una mesa, puesto que ellos solamente están haciendo las obras de su oficio; y mi oficio es escribir. Esa es mi vocación y esos son mis talentos. No hay nada de meritorio en eso. Pero lo recibo a nombre de un movimiento al que pertenecí, que estuve entre sus fundadores, y que dejó una huella importante en la ciudad y en el país”. Entonces, con mucha sencillez acorde con su apariencia campechana que se aleja de la de aquellos autores de pergaminos que parecen levitar entre la nube de sus admiradores, el poeta Eduardo Escobar abrió las puertas de su humanidad para que se le acercaran los admiradores que adquirieron su libro “Diván del recalcitrante” en busca del apreciado autógrafo. Luego bajó del escenario y se paseo por entre el público atento a responder preguntas, a estrechar manos, o a dejarse tomar fotografías. Leyó algunos de sus poemas que son, naturalmente, especies de autobiografía; poemas que leyó con esa tan suya manera de decir y de sentir las cosas como cuando dedica un poema a la “Vida privada de mi sombra” en que la personifica como si fuera un ente autónomo que va a su lado unida, pero de manera independiente de su ser:
“Siempre está lloviendo a mi lado esta cosa,
esta costumbre arrastrada que a veces sigo
y que a veces me sigue;
que me lleva adosado,
penitente silenciosa de mis actos,
mi vecina, mi compatriota a la fuerza”.
(…)
“Pero no tenemos más remedio que seguir juntos,
mientras yo pronuncio paso a paso su vida
y ella me va contando mi historia
tan bien como le es posible hacerlo.
No hay soledad posible para mí,
jamás estaré solo mientras me siga
este sumiso aditamento,
aunque calle.
Debería marcharse,
si no tiene qué decir,
mensajera muda”.
La calidez de este poeta, fraternizando con su público, sorprendió a muchos, que hubieran esperado a alguien más acartonado que este campechano hombre que se pasea haciendo sentir a todos como si fueran sus amigos de toda la vida.
El sábado 1º a las 4 pm. la cita fue en el auditorio de la Corporación Universitaria de Sabaneta, en la vía de la vereda La Doctora, y la lluviosa tarde hacía presagiar poca asistencia de público al conversatorio programado entre el poeta galardonado y el poeta y escritor Felipe Aristizábal, que acudió a citas de los libros de Escobar “que demuestran que usted está más empapado que yo sobre mi obra”. Allí estábamos varios de sus amigos que desafiamos la infame tarde, y algunos jóvenes estudiantes tal vez reclutados a última hora. El poeta habló sobre sus comienzos como estudiante escolar del Seminario de Misiones de Yarumal, y de la frustración que sintieron sus padres al verlo abandonar sus estudios y empezar a “juntarse con malas compañías”. Esas malas compañías incluían al “Negro Billy” cuyo color de piel horrorizaba a sus padres; a Gonzalo Arango, cuyas irreverencias horrorizaban a la sociedad; al “Barquillo” Jaime Espinel, cuyas blasfemas herejías horrorizaban a los curas; y al resto de compañeros cuyas actuaciones irreverentes horrorizaban a la Policía. “Fuimos nosotros un grupo de contestatarios arremetiendo contra la hipocresía y mojigatería del establecimiento”. Una bella jovencita de no más de 18 años quiso saber cómo había sido aquello del sacrilegio en la Catedral y Eduardo Escobar lo contó –supongo yo que habrá repetido esa historia infinidad de veces– con mucha gracia y de manera anecdótica, desprovista de la formalidad y seriedad que los demás suelen ponerle a esos asuntos. Otra joven infradieciochesca se atrevió a hacer unas preguntas, advirtiendo que le llamaba la atención que en los postulados del Movimiento Nadaísta ella el resto de sus condiscípulos y contemporáneos se vieran reflejados en su sentir, "Como si nosotros hubiéramos nacido fuera de tiempo, en el momento equivocado": ¿Por qué el Nadaísmo fue un movimiento importante? ¿Por qué el Nadaísmo no se convirtió en un movimiento político para canalizar las protestas de la juventud y convertirse en alternativa de poder? ¿Cuál fue la relación que se estableció entre el Nadaísmo y el filósofo Fernando González? Debo confesar que me sorprendió en primer lugar que esta chiquilla tuviera un buen conocimiento del tema que se estaba tratando; en segundo lugar, me sorprendió la pertinencia, seriedad, e inteligencia de las preguntas que formuló; me sorprendió su deseo de indagar y conocer mejor el tema. Fue evidente la admiración y reverencia que estas chiquillas sentían por el escritor, actitud que no sorprende en personas de la generación del medio siglo, pero sí en éstas que vieron la luz cuando el siglo XX llegaba a su fin. El poeta dio respuestas que vale la pena recoger:
El Nadaísmo fue importante por cuanto significó un rompimiento con las formalidades establecidas en una Medellín muy parroquial sometida a los dictados del arzobispo del momento. Los jóvenes vieron en ese movimiento compuesto por jóvenes veinteañeros la expresión del sentir contestatario de la época y esa actitud se vio reflejada no sólo en otras ciudades del país sino en ciudades de otros países. Vino la prédica del amor libre, como un sentimiento natural que no tenía por qué someterse a cortapisas o del consumo de marihuana como una sensación y experiencia que no tenían por qué ser anatematizadas.
No se convirtió el Nadaísmo en un movimiento político porque fueron conscientes de que el poder corrompe y que una vez obtenido la persona se convierte en representante precisamente de lo que rechaza. Sería un contrasentido.
El filósofo Fernando González, que era un hombre sexagenario para la época, vio en esos veinteañeros una expresión de sus propias ideas contestatarias y manifestó su deseo de “conocer a estos muchachos que están desnudando su alma”. Ellos veían en él a un adulto que no se sometía a las camisas de fuerza de los adultos. Fue un encuentro de mutua atracción que echó abajo la mitológica brecha de las generaciones.
Algunas de las frases expresadas por el poeta Escobar en este conversatorio fueron:
El que quiere dañar a otro, termina por dañarse a sí mismo.
No sólo hay que escribir, sino escribir bien
El que escribe tiene que ser un diletante que escribe para sí mismo. Si puede ganarse la vida escribiendo o dando charlas como producto de su escritura, como me ocurre a mí, bienvenido; pero no espere hacerse rico con ello.
La mejor definición del Nadaísmo, a mi modo de ver, la dio Jotamario: “Desarmad un reloj, y armadlo de nuevo. La pieza que sobra es el Nadaísmo” (Jota Mario Arbeláez).
Los movimientos sociales carecen de rostro, los intelectuales no saben qué está pasando, estamos en la antesala del infierno.
El mundo está indignado en todas partes, pero somos víctimas de la manipulación de la información.
Mi amor ama en el otro lo que le hace falta, porque el amor es un interés.
En el fútbol hay una serie de pases y jugadas de acercamiento, de expectativas, ansiedades y suspiros, que se parecen mucho a lo que es el amor. Cuando aparece el gol… es un orgasmo para la multitud. Esta frase hizo que me sacaran del cuerpo de columnistas de El Colombiano.
La buena letra, y la buena ortografía, son deberes de cortesía con el lector.
Si perdemos la estructura del lenguaje, nos desmoronaremos intelectualmente.
En los sesenta nosotros amábamos la revolución per se. Pero descubrimos que en la revolución de revolución no hay nada y vino el desencanto.
Finalizó Eduardo Escobar con esta invitación:
“Bueno, amigos, de la obra de Fernando González, y de su relación con el Nadaísmo, voy a hablar en la Casa Museo de Otraparte en Envigado el próximo martes a las 7 pm.* y los invito cordialmente a esa charla”.
ORLANDO RAMÍREZ CASAS
....
* Eventos a partir de Octubre 1, 2011.NTC . AGENDA # 134
*** 4 de Octubre, 2011, Envigado (Otraparte), 7:30 p.m.
-- Eduardo Escobar habla sobre Fernando González, Gonzalo Arango y el Nadaísmo. Un nadaísta en Otraparte. Conferencia. Invitación, detalles y textos:http://www.otraparte.org/actividades/literatura/eduardo-escobar.html . Escuchar transmisión en vivo:www.otraparte.org/voces/radio.html . Otraparte: Cra 43A N° 27A Sur – 11, Avenida Fernando González, Envigado Colombia. (Nota de NTC ... En las fotos: Eduardo Escobar recibiendo el premio Erato 2011 -Sept. 30, 2011 -. En la foto con Bernardo González White.)
++++
.
Como uribista purasangre, vota con la cédula 4.510.171, de Pereira. Como nadaista, a sus 68 años, sigue siendo “l’enfant terrible” de la tribu. Como poeta se pregunta qué sería del mundo sin Homero, y de Envigado, su terruño, sin Mario Rivero y sin él.
Eduardo Escobar quiso ser rico para estar a tono con la pasión paisa por el vil metal. Fracasó en el intento y terminó de poeta. La poesía, confiesa, le ha permitido la libertad de la pobreza.
Fue discípulo nada aventajado de los padres escolapios. Los hermanos maristas hicieron todo lo posible por desasnarlo. Estudió para misionero en Yarumal. Dios, que de pronto hace las cosas bien, no lo escogió. Cuando no estaba en el seminario, estaba pagando cana por alguna blasfemia. Tantas castidades y encierros pulieron su talento literario.
De este mundo de teologías aprendió que “El problema no es si creemos en Dios, sino si Dios, a estas alturas del partido, todavía cree en nosotros”.
Es el más prolífico de la cofradía: diez hermanos, cuatro hijos, muchos amores y desamores, una veintena de libros, una novela de la que no se tienen noticias y otra escrita, no publicada: Ejemplo de Anamorfosis. Pero le cambia un punto o una coma, y la empieza de nuevo.
La novela ha sido tan retocada que hasta hubo tiempo de que ladrones honrados la sustrajeran de su refugio campestre en San Francisco, Cundinamarca, donde aprendió que “la soledad es un espacio que espera ser llenado con amigos”. (Los ladrones se indigestaron con las metáforas y devolvieron la novela).
En su retiro lo visitan amigos que le llevan langostinos y vino. Y su dosis personal de Ensure. Pero ni así engorda, para no hacer quedar mal su primer apellido. Eduardo León se conserva flaco como un endecasílabo. Empieza a parecerse a Don Quijote.
El poeta de Envigado, con un apellido que en el pasado disparaba las alarmas de los aeropuertos, dejaba salir el godo que lo habita en sus columnas del miércoles en El Colombiano. Suelta toda la artillería pesada de su uribismo a ultranza en sus ensayos quincenales para El Tiempo.
En su momento, el presidente Uribe lo invitó a Palacio para brindar con tinto por las bodas sin oro del grupo, pedirle luces y recitarle el poema “Revolución”, de Gonzalo Arango, que aprendió en la biblioteca de su asesinado padre, amigo del profeta de Andes.
Como no le ordenaron entrar por el sótano de Palacio, encontró mil trabas entre las dueñas de Uribe. Finalmente desistió de verlo. Recordó lo que decía su gurú, Gonzaloarango: “No nacimos para olerle los pedos a nadie”. Y se quedó sin su cuota de Uribe.
En la revista Soho suele lucirse como ensayista, biógrafo, cronista, columnista, panfletario. Lo suyo es pura poesía en prosa. Uno de los que llevó del bulto fue el expresidente Andrés Pastrana. El astrólogo Walter Mercado también se ganó un demoledor perfil. Mejor que Escobar lo ignore a uno. Tenga cuidado si le dice que “lo quiere mucho”.
Ha hecho de todo. Antes de recalar en la literatura, su modus vivendi, y el periodismo, su modus comiendi, ha sido auxiliar de contabilidad, patinador de banco, almacenista, anticuario (destino heredado de don Germán y doña Elisa Puerta, sus padres), fabricante de bolsas, vendedor de muñecas, artesano. Es dueño del Apartado Aéreo 350034, de Bogotá.
Cantinero (El café de los poetas), armador de faroles, empresario de rifas clandestinas, ayudante de cocina, mal chef, prologuista, precario barman, pastor de aves de tacaño vuelo, crítico de arte, campanero, tallerista. Pintor de brocha frágil, o acuarelista, en ratos robados a la lectura. (Nunca colgué una "pintura" que me regaló).
Como antologista de la poesía nadaísta se considera “justo como Robespierre, impiadoso como una cuchilla Gillette”. Por eso para la antología (Arango Editores) solo clasificaron siete (muchos, todavía): Gonzaloarango, Jaime Jaramillo Escobar, Alberto Escobar, Amílcar Osorio, Jotamario Arbeláez, Eduardo Escobar (la caridad entra por casa), Eduardo Zalamea.
Desde que le extirparon un meningioma, un achaque que les da con preferencia a monjas, negras y mujeres de vida horizontal, mejoró su prosa. Se puede demorar un semestre para escoger un adjetivo. “Antes de que me extrajeran el meningioma escribía con más misterio… Ahora me parece que lo que hago tiene una claridad, si no meridiana, sospechosa”. El meningioma también sobrevivió a Escobar.
SENTARSE A CAMINAR
Hace ya muchos poemas (años) lo entrevisté:
- Usted es poeta: ¿qué es ser poeta?
- Ser poeta es sentarse a caminar.
- ¿El mundo podría vivir sin poetas o sin políticos?
- El mundo sin poesía sería para mí como un campo de trabajos forzados, el infierno de la necesidad pura, la amargura de sobrevivir para sobrevivir. He visto que la gente más feliz está por allá, lejos, junto a los ríos que no conocen los inspectores de policía, en las cumbres que no han censado… Y de pronto llegan los políticos y dividen. Y reinan. Ya casi no queda espacio virgen que no esté complicado por el Estado. Ya ves, la humanidad está convertida en dos grandes rebaños que se matan mientras los políticos hablan por radio.
- ¿Pero ha tirado la toalla como poeta? ¿Por qué optó ahora por la vía de la novela?
- No, yo no he tirado la toalla. Tengo muchos libros inéditos, de poemas, de ensayos, de más poetas, de prosas, de versos, líricos, experimentales y buenos. Lo que pasa que se me metió en la cabeza una novela… Y creo que debo ser generoso con ella y tratar de ayudarle a que se diga. Y ahí voy, mientras la maldita brega de sobrevivir deja tiempo.
LITERATURA-POBREZA
- En un libro que le robé a su hermano Víctor, en Envigado, hace años, decía usted en la dedicatoria que la literatura no da dólares, pero sí muchos dolores. ¿Sigue vigente este esquema literatura-pobreza?
- Primero que todo, no sé ya muy bien por qué puse esa dedicatoria en el libro que le regalé a mi hermano. Quizás la familia pasaría por una de esas rachas de dificultades económicas –tan comunes en las familias numerosas y honradas-, y no quería que mi hermano se dedicara a la poesía también, para acabar de complicar las cosas. Usted sabe. En Colombia, y en Antioquia con mucha especialidad, el arte es una pérdida de tiempo, un derroche de energía, una enfermedad mental. Pero ese es solamente un aspecto del problema: la poesía es la única riqueza de la vida humana, el arte es la forma que tiene el hombre de ennoblecer su vida. Uno no se puede imaginar lo que sería Grecia sin Homero, o Envigado si no hubiera parido a Mario Rivero… y a mí.
- ¿Prefiere los dólares gringos o se queda con los dolores literarios colombianos?
- El problema del dolor, Óscar, se ha convertido en un problema poético en nuestra poesía… No estudié enfermería, para poder contestarte esa pregunta. Además, los nadaístas hicimos siempre una poesía menos quejumbrosa que los otros poetas colombianos… aunque hemos tenido que sufrirlos.
- ¿Su municipio, Envigado, también está en condición de riqueza absoluta poética? ¿En qué forma tiene usted la culpa de esa riqueza?
- Uno no tiene la culpa del mundo, uno no puede ver el río en que se ahoga. El Envigado que yo conocía era muy distinto, un pueblo de santas, mulas y patriarcas. Antes de la podredumbre industrial y la miserable riqueza que la agobia, los valores del espíritu no habían sido aplazados en el alma envigadeña, envilecidos. Esos son los recuerdos más hermosos de mi vida. Las ventanas estaban llenas de flores, de muchachas. Y hasta los viejos eran hermosos. Ellos, descalzos, de espléndidos bigotes blancos, sudorosos de aguardiente. Y ellas muy rezanderas y chismosas, pero inocentes, ingeniosas y esperanzadas en que se podía conquistar el cielo a punta de trisagios. Creo que iban a Medellín en tren. Eso era la nobleza de la Colombia vieja, antes de que la modernizaran los lectores de revistas miopes. ¡Imagínese cómo sería Envigado en plena juventud de Fernando González! Él la cantó muy hermosamente. Pero esa pregunta puede ser la primera parte completa de mi autobiografía que no he podido escribir por vivir.
- ¿Su poesía está en deuda en alguna forma con el andén de Envigado, o le debe más a la Avenida Junín de la cual los nadaístas se apoderaron durante una época?
- A los andenes de Envigado no los conocí muy bien, no aprendí a caminar en la casa. Me sacaron de ese paraíso de niño, expulsado. Los andenes de Junín, en cambio, sí me serían muy familiares. Pero a Medellín también lo mataron. Fernando González dijo que Medellín era bueno cuando los Echavarría estaban chiquitos. Hoy, Medellín, es una cosa muy inhumana, muy salvaje, caníbal. De cuyo nombre no quisiera acordarme.
- LOS LIBROS LO ESCRIBEN A UNO
- Como buen envigadeño usted es prolífico: Cuatro hijos y 13 libros. ¿Es más doloroso el parto del hijo o del libro?
- Le faltan cosas. Cuatro hijos, nací junto a La Ayurá, trece libros, una casa hecha por mí mismo, un bosque de árboles y algunos caminos, para no contar los sueños que hemos levantado y demolido. Sí quisiera aclarar una cosa: mis hijos no los parí yo, los parieron unas muchachas amigas mías. Los libros… los libros lo van escribiendo a uno. Uno pone lo malo. Pero mis libros me escriben a mi
- Sus hijos tienen nombres con nostalgias envigadeñas: Lucas, Raquel, Roque, Simón… ¿una coincidencia o qué?
- Mis hijos tienen nombres reminiscentes. Lucas de Ochoa, quizás, por el remoto antepasado. Raquel es la madre de José. Roque es la roca. Simón se llama en mi corazón Crisóstomo que quiere decir Picodioro.
- ¿Lo hizo mejor como escritor o como padre?
- Soy tenaz con mis libros que amanso y los libros los publico con el dinero de mi pan muchas veces. Y los regalo. Con mis hijos también soy amoroso, como esas frases que se dejan acariciar.
NI CURA NI BANQUERO: POETA
¿Es más fácil ser buen hijo o buen padre?
- Yo no sé. Como hijo fui obligado a ser desastroso. Mis padres querían convertirme en cura o en gerente de banco (o en las dos cosas al mismo tiempo). Pero mi sangre era de poeta. Y no tuve más remedio que desgarrarles el corazón. Mi madre dice (decía) que no entiende mis poemas, pero tampoco hubiera entendido mi latín o mis balances.
- ¿En Envigado, finca Otraparte, no fue donde el maestro Fernando González fundó el nadaísmo? ¿O fue Gonzalo Arango?
- Los espíritus se reconocen en el camino. Cuando Gonzalo Arango fundó esa vaina del nadaísmo por desesperación, fue una necesidad de su alma. El maestro González oyó hablar de los nadaístas y los invitó a su casa. Gonzalo dice, y es cierto, que un escritor tan importante debía estar muerto, que así pensábamos nosotros. Fernando oraba: “Voy a orar por estos jóvenes que se están desnudando”. Él mismo lo cuenta así en el Libro de los Viajes y de las Presencias.
EL QUE PECA Y REZA…
- Ustedes pecaban en el barrio El Poblado y en Junín y rezaban en Otraparte. ¿Por qué esa forma de empatar, pecando y rezando?
- Nosotros nunca pecábamos. Éramos inocentes y brutales. Los profetas expían los pecados de la sociedad. Nosotros señalábamos las lacras. Para eso tuvimos que jugarnos entero.
- ¿Con la muerte del profeta Arango se acabó el nadaísmo?
- El nadaísmo es entero, como todas las cosas.
- ¿Un movimiento que no figura en los textos de primaria sí existe?
- Somos hijos de la violencia. Eso de figurar en los textos de primaria es secundario. Cambiamos la vida, al menos nuestra vida, y eso es bastante para cualquiera que se dé cuenta.
- Ustedes han celebrado ruidosamente su resurrección. ¿No están admitiendo que no existen?
- Nosotros no resucitamos. Nos redescubren.
- ¿Son mejores publicistas que poetas los nadaísta?
- No podría decirte. Nos hemos visto obligados a cometer diez mil bestialidades para mantener la poesía a salvo y el corazón activo. Ya ni sé si vivo del milagro de vivir.
- ¿O son mejores políticos que publicistas?
- No se puede juzgar toda la cosecha por una sola manzana. No sé si esto responde tu pregunta.
- Lo oí alguna vez lamentarse de la falta de Belisario Betancur. ¿Y eso?
- Ah, es que Belisario es una persona decente. Fue una sorpresa. Le dio respetabilidad al país. Lo que pasa es que este país no se arregla ni volviendo a nacer. El general Bolívar nos profetizó que volveríamos a la barbarie para asombro de las naciones occidentales. Y creo que por ese camino vamos bien.
- ¿Los poetas llueven o vienen del cielo?
- Los poetas le dicen las palabras del cielo a la tierra, y las de la tierra al cielo. Y son tan necesarios para los países como las lluvias.
- Le oi decir a un colega suyo que usted era mejor en prosa que en verso. ¿Una calumnia?
- Yo que voy a saber. La poesía debe estar llena también de la prosa de la vida. Y la prosa de buena poesía. Es el sello.
-
- ¿Qué más le pide a la vida?
- A la vida me doy, como decía mi filósofo de cabecea: cagajón aguas abajo. Amo, escribo, tengo miedo, y sé que el futuro existe, porque ya está presente.
http://ntcblog.blogspot.com/ *, ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia,
De navegaciones-e en nuestro "potrillo a vela" ( 1 ),